que la había declarado perdida. Con el fin viene un comienzo, un nuevo amanecer de almas perdidas. Puedo caer muy bajo, llegar incluso hasta el fondo del abismo, pero aún así puedo salir. Siento que en un punto máximo de mi vida, llegué a ver el otro lado del mundo y hasta creí haber descubierto mis códigos, era una visión fantasma que vagaba en mi inconsciente.
Creí haber pactado con la amistad eterna, pero nuevamente el destino me pone una venda en los ojos y me suelta en la calle para palpar personas. Casi un amor ciego que te bloquea la realidad y te deja caer. Como una caída libre me deslizo por el tiempo hasta aterrizar sobre agujas y dolorosamente ver mi realidad.
Camino entre sueños constantemente, pero nunca dejo que ellos caminen sobre mí, separo mis realidad, evito caídas fulminantes, pero cada tanto, los códigos se
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