sábado, 28 de febrero de 2015

Roberto Penny.

Me siento como de otro planeta, de otra galaxia, de otro Cosmos, hasta incluso de otra dimensión.
Hablo otro idioma distinto al que descifra tu cerebro, casi manejo otros monosílabos perfectamente sincronizados para que aún estando en el mismo tiempo no logres entenderlos.
Creo que no logro caminar, no encuadro con éste código y no supero la gravedad.
El tiempo me sofoca, la distancia me altera y el clima me aniquila.
Ya no necesito agua para vivir ni mucho menos de oxígeno para seguir bombeando sangre.
No soy de otra clase social, tampoco de otro ecosistema, no entro en los parámetros de belleza y tampoco en la razón.
Es inútil seguir intentando que alguien me comprenda. No manejo tu sentido común ni tampoco tu lógica, ya ni siquiera desperdicio psiquis en descifrar mi aire y escuetamente habito tus sentidos.
Siempre me sentí ajeno a éste lado del cosmos, solo, triste, pero aún así, ya ni siquiera intento hallarme conforme con éste tiempo.
Pero...
... dentro de mi, aún vive ese terrícola que anhela sentir ese océanos detrás de mis oídos para una vez más poder sentirme vivo.

miércoles, 11 de febrero de 2015

∫sen(x)dx= -cos(x)+C

Siguiendo el rastro de felicidad que iba derrochando por todo el vacío no fue hasta ese entonces que realmente pude plantearme miles de conclusiones imperfectas de soledad y tristeza extrema camufladas de un celeste rojizo mismo de una gran tempestad vespertina. Casi tan pegado a mí como parte de mi cuerpo pude descifrar el tan odioso lenguaje de las personas para lograr comunicar mis dudas con respecto a la magia de la vida diaria, no hasta el fin de mis días que en el último segundo entendí hacia donde apuntaba y con quien iba. El lugar no era más que mi propia cabeza dentro de un gran torbellino adolescente lleno de emociones sarcásticamente vulnerables a las propias adicciones del inconsciente propio. Jamás logré comprender, ni mucho menos en las largas noches de invierno en las cuales pasaba horas y horas frente al espejo tratando de descifrar mi propio rostro y encontrarle e común denominador de mi historia. Entre tanto ruido y egoísmo humano no hice más que tragarme mis propias palabras para intentar salir con vida; no resultó. Crucé grandes ríos de agua helada en busca de mí, de mí YO, de un Abel quizá perdido, o "escondido" frente mis ojos. ¿Tendría sentido lograr girar mi cabeza para mirar el pasado y poder seguir mi camino a la inversa logrando combatir con mi propio corazón o simplemente me dejaré caer (seguir cayendo), hasta que el mismo fondo me rompa en mil pedazos, pero quedando con vida eternamente? Difícil ¿No?

 - '¡No puedo correr más lejos!'

Quiero cambiar de dirección urgente, ya mismo, no logro combatirme ni mucho menos vencerme, tengo el pesado atado a mis pies tan firmemente que cada paso que doy me pesa mil kilos. Ya no tengo sombra, no escucho, solo miro, camino, retrocedo, avanzo y corro.  Me quiero atar las manos y los ojos, no quiero mirar la fruta prohibida, ni mucho menos tentar mi destino, es tan difícil poder soltar que a veces me sumerjo en mi propio pantano para no perder.

Me ahogo ¿Sabías? me cansé de todo el entorno, pero del cercano a mí, de mi fuente de inspiración.

Y como siempre, no puedo terminar.