miércoles, 24 de abril de 2013

Celeste primavera.

¡Como cuesta respirar!
Caer, levantarse y volver a caer, así cuesta seguir de pié en la vida.
Duele seguir pisando el mismo suelo y mirando las mismas caras, así es imposible poder respirar.
A veces el simple hecho de tragar duele más que vomitar, y a veces llorar quema más que el fuego.
Con el viento puedo sentir mi cuerpo irse, lejos, lejos, MUY lejos.
Y solo deseo dormir muchas horas/días/semanas/meses/años/décadas/siglos/milenios/eternidad.

martes, 23 de abril de 2013

No te asustes de la noche, que en la noche vivo yo.

A veces se siente crudo, muy crudo, pero en realidad, el dolor es intenso, y se siente en cada mirada y palabra que sale de tu boca, porque antes lo que había en éste corazón era el sentimiento más puro y noble que pude haber sentido hacia un ser humano, pero hoy solo es un cenicero repleto de colillas y marcas. Porque en un segundo el corazón se me estrujó como si fuese un gran terremoto y mis costillas simplemente se lapidaron hacia mis caderas. Entre tantos tironeos, siento que el alma hoy se metió en un freezeer y mi cerebro estalló por los aires para evitar ver la realidad que me planteaste. Las lágrimas secas que puedo derramar o el polvo viejo que sale de mis ojos, hoy podría ser una prueba de amor, del amor más honesto, pero, entre tantas ibas y venidas, se convirtió en un lugar de paso, en una escala hacia la helada cobertura de metal que a veces siento que te cubre. Porque estoy acá, pero mis piernas se detuvieron y hasta pensaron en partir lejos, porque creo que hoy, ya no soportaría otra vuelta de cara, porque ahora, en éste momento, no siento nada, ya no siento nada, me mataron salvajemente y no me quedó ninguna neurona viva ni mucho menos despierta.

Escribo con cada bombeo de sangre, porque esto son vísceras, y las manchas que fueron sentimientos quedaron ahogadas en un mar helado y la gente, entre tanto y no en tanto te miente, te engaña, te lastima, te patea, te da vuelta la cara y te pisotea como si fueras de plástico, porque en realidad, no hay sentimientos dentro de éste cuerpo, claro, porque eso es lo que ven de uno. Aún así, caigo, y no dejo de caer, porque hoy, tengo espinas.

viernes, 19 de abril de 2013

Mi vida.


Mi vida, lucerito sin vela, mi sangre de la herida, no me hagas sufrir más. Mi vida, bala perdida por la gran vía, charquito de arrabal. No quiero que te vayas, no quiero que te alejes cada día más y más. Mi vida, lucerito sin vela, mi vida, charquito d'agua turbia, burbuja de jabón, mi último refugio, mi última ilusión, no quiero que te vayas cada día más y más.

                                                                                   Manu Chao.

viernes, 12 de abril de 2013

Lixo.

Porque le dije en un momento: -*Me terminó de arruinar la vida, en cada momento está, aunque ya no exista en mi mundo, desde otra dimensión aparece y me hace daño, es increíble como destrozó todo mi psiquis en un momento y llegó al punto de exterminarme por completo*.
Y en realidad tampoco entendió de qué hablaba, pero sabía muy bien a qué era dirigido y sobre todas las cosas, tenía bien en claro lo que iba a ocurrir después, porque nadie en la vida me había hecho tanto daño y dañado mi autoestima de esa forma, creo que después llegué a sentirme como un trapo de piso, mucho más bajo y miserable que cualquier cosa existente en el planeta, y es hasta el día de hoy, que sigo lastimado y lloro por tramos aislados.

lunes, 8 de abril de 2013

En mi cabeza suenan trompetas que enmagrecen mi salud mental.

Ante momentos de anhelo y carencia espiritual, la cabeza vuelca su atención ante creencias bizarras, pero que dan o brindan un salvavidas fugaz. Entre tantos hilos se desvanece la popularidad y cae en una precoz existencias.

En un alrededor, gran, vemos todo multicolor, pero, en realidad, los colores son simplemente matices del gris, que rara vez subrayan los pigmentos vivos del elixir mismo que nos da vida cada día de nuestra existencia. Entre tanto, creer en el amor y en los vuelos de la vida puede enmagrecernos el cerebro hasta el punto clave de hacernos volar bajo los efectos de la morfina sin dejar que nuestro cerebro respire una gota de oxígeno. Entre tantas vueltas, la conciencia explora nuestros recovecos e intentas salvarnos del suicidio, pero ante ello, solo caemos en nosotros mismos para intentar adelgazarnos de responsabilidad, aún así, creemos, y no dejamos de hacerlo, porque es nuestro combustible, porque si no creyéramos en algo, hoy estarías moviéndonos por inercia y la vida sería un juego parecido al solitario solo que sin reglas y sin un fin.  

martes, 2 de abril de 2013

Washer Car.














                                      Intro.