Por momentos me siento vacío, por otros no tanto, oscilo
entre varios estados y caigo en el limbo eterno, aún así, salgo, me levanto,
camino, caigo, me arrastro, lloro, corro y vuelvo a resurgir, pero cada vez más
frío y estéril. Parco y distante, así me vuelve la vida, una columna de concreto
en invierno, escaso corazón, y sin materia gris colapsada, aún así, sostengo en
que tendría que cerrar mi pecho y bloquearme a la gente. Ya me casé de las caídas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario