jueves, 8 de noviembre de 2012

Face's gum.

Un pueblo entero se revela ante su dictador. Al no obtener respuestas de sus quejas, incógnitas y demandas, la gente exhausta, se levanta en una horda iracunda en búsqueda de justicia. Muchos buscando placeres ocultos y otros, simplemente porque les place.
En un reino donde la verdad se encuentra atada a un arma, las personas no temen, no miran atrás, y siguen su rumbo, luchando ante las armas de la verdad y las balas del destino. La gente se cansa, ya no existe más el pueblo manso que una vez fue pisoteado. Las viseras toman primer plano, se ponen en primera persona y actúan por sí solas, tan instintivamente que los convierte en animales salvajes. Treinta veces si predijo ésto, pero ya no hay letras ni palabras que puedan apañarlos. Los puños y las banderas son sus voceros, las antorchas quedaron en la edad media, para ser remplazadas por máscaras, cachiporras y demás instrumentos golpeadores.
Si el mundo perdiera hoy la cordura, estaríamos bajo el fango juntando tierra para comer y buscando donde poder respirar para seguir con la inercia de la vida misma. Como si fuera tan barato vivir, que hoy, somos monos sin patines, buscando nuestra suerte o un dueño que nos consienta.
Con espuma en la boca y los ojos dados vuelta, me revuelco en el piso, clamando piedad y esperando que se apiaden de mi larga agonía y extiendan mi periodo de calma. Con los brazos paralizados y mis piernas en constante temblequeo, intento surgir, surgir a una verdad perdida y oculta por los mares fríos y profundos del desespero. No encuentro preposiciones para apañarme, pero si encuentro armamento bélico para conquistar mi mente y psquis e intentar huir.
La sangre ya no se derrama en mi piel, simplemente se coagula con el oxigeno, ya mis pulmones bastos de nicotina, extienden su último movimiento muscular.

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