En un día como hoy, pero de hace un año, mi mundo se encontraba por sufrir un cambio, pero aún, dentro de tantos siglos, mi cabeza culminó. Una anestesia tan letal como peligrosa que hoy, como cualquier día cristiano, derrocho salud mental. Una vaga idea de lo que aprendí, de lo que debí hacer y los cuidados que debí tener en el momento de... Aún, entre tanta nostalgia, debo admitir que ese gran placebo me sirvió mucho, lo extraño por momentos, lo siento todavía, pero solo es de a ratos, porque, a pesar de todo; viví, dejé todo odio de lado, todo rencor para poder vivir, hacer mi vida, y acá estoy, nuevo, distinto, con alguien que es un gran monumento a la supervivencia, alguien con suma importancia que me brinda todo el amor que antes no había recibido, al borde de la felicidad, disfrutando de mis amigos, nuevos y viejos, porque hoy estoy muy bien, hoy estoy rodeado de gente que se quedó, que me alimenta cada día más y a pesar de todos los obstáculos logré crecer.
Un día como hoy, pero del año pasado estaba vacío, apagado, pero aún así, nutriéndome de nuevas experiencias y llenándome de sabiduría. Hoy tengo otros ojos con qué mirar la realidad.
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