Y como si fuera casi un manto de irrealidad cognitiva, y un tanto intransigente un lapso de tiempo que sin ceder y sin dar tregüa, pasó. Tan rápido como un lucero y tan lento como la mayor agonía. Con momentos de bajo del suelo y otros tan altos como el planeta más alejado del Sistema Solar. La bipolaridad caracterizada por Géminis proclamó victoria en un filtro de tiempo un tanto irreal.
Pocas veces en mi vida me sentí tan vivo y tan humano como en el lapso de éste año. Ahora, que ya estoy curtido y pude sobrevivir doy cuenta de ello. Y verano largo como éste me dió la solides humanas que preciso para poder vivir en un mundo tan pagano como éste, y aunque parezca raro, por momentos lo recuerdo con una sonrisa, porque pocas veces pude conocerme tanto como ahí. En momentos tensos me encontré con un Abel infinito donde me enseñó a enfocarme mejor en las vidas que me rodean. Hoy, ante todo eso, tengo una mirada más abarcativa y puedo permitirme un desliz más amplio, porque, gracias a todo eso, hoy, como persona crecí, soy otro, más fuerte y mucho más consciente.
Sin duda alguna, éste año se dedicó más que nada a sacarme todas las plagas que tenía encima, todo eso malo que me rodeaba, gente sin sentido, personas malas que solo me absorbían la cabeza y en fin, lástima por ellos que los veo muy en el pasado aún. Y sin ir más lejos, soy otra persona más completa y humana.
Brindo por todo aquello malo que me pasó que hoy me hizo más fuerte.
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