Grita mi nombre;
de todos modos no voy a escuchar,
la brisa ha de llevárselo lejos.
Solo puedo sentir la luz de tu corazón
pero solo la luz, el frío es más fuerte.
Tan tenue y perpetua.
Tan lejano y cerca a la vez,
pero intangible y frío como el hielo.
Escucho tu nombre como un susurro,
que me rodea con el viento frío de otoño;
y sin palabras, solo con sentir, puedo sentirlo,
puedo verlo en mi, punzante y frío como el clima.
Hasta las sonrisas se vuelven frías,
sin gota de humanidad, sin rastro de hermandad.
Tan lejanos que ni nombre tenemos,
tan extraños que ni nos percibimos.
Tan tenue y perpetua.
Tan lejano y cerca a la vez,
pero intangible y frío como el hielo.
Grita mi nombre;
de todos modos ya no estoy ahí,
rodeado de hojas y opacado por mí mismo,
solo soy un susurro en una estación de transición.
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