En esa época estaba todo tan oscuro, tan lejos de mí. Con un pié en la auto violencia, en la agresión propio, tan dulce y amargo.
Todavía me duele un poquito, no mucho, pero cada tanto se siente. Y quizá con el correr de los años el sentimiento se entierre tan profundamente que ni recuerde lo que sentía.
Solo veía destrucción, todo al rededor mío estaba devastado y no lograba conectarme con mi centro ni tampoco ser yo mismo, era otro ser apagado. Hoy me recuerdo y no era yo, y espero nunca más perderme tanto. No me importaba nada y ya no veía mi camino, lo había perdido. Un gris tan opaco que ni brillaba. No me palpaba, tampoco respiraba, simplemente estaba perdido, crucificado.
Y sin pérdida de memoria y conocimiento seguí y logré escapar de aquel abismo, tampoco fue tan sencillo y tampoco lo hice solo, y de alguna manera no muy difícil de descifrar gracias a alguien que me dió aire fresco pude seguir. Y hoy solo tengo una gran estátua de su persona en mi plaza central.
Porque encontré mi centro, solo, en un mar de oscuridad.
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