jueves, 18 de junio de 2009
Decodificate
Antes tenía control sobre mí mismo, se podría decir que era una persona completamente diferente, tantas cosas podría decir al respecto en cuanto a mí pasado, también me quedaría comentar que; gracias a Dios cambié algunas cosas, pero a su vez, hay otras que no debieron haber cambiado por más que los años, meses, días, minutos y segundos pasaran.
Pero es hoy cuando tengo un pequeño lugar en donde puedo encontrarme con migo, aunque ya ni me reconozca. Es hoy que cosas fundamentales (no todas) no han sufrido cambios con el correr del tiempo. Mi cabeza es distinta, ya mis sesos tienen otro mecanismo y creo que optaron por el más fácil. Espero que tampoco haya perdido la chispa que tenía para escribir. Está todo tan dejado, la vida se volvió así, hay partes tan abandonadas aquí adentro que a veces me estremece los huesos verlas y darme cuenta de lo muy fuerte que golpeó el tiempo por estos lados.
Hay muchos sentimientos que se convirtieron en fósiles y que realmente ahora me cuesta reconocer. Creo que me parezco más a un parque de diversiones abandonado hace 20 años que un ser humano, ahí es donde me doy cuenta de los cambios que dejó el tiempo en mí, como viejas marcas, cicatrices permanentes que me recuerdan un ¿Talvez? Lo que no debo volver a hacer. Es hoy donde me agarro el estómago y con fuertes ganas de vomitar pienso lo que soy y lo mal que me siento al ver eso. Uno corre el riesgo a que con el tiempo vamos cambiando de personalidad y acogemos nuevas costumbres y desechamos viejas, pero muchas veces no nos damos cuenta de que aquellas que dejamos en el tiempo, son las que realmente nos hacían felices. ¿Qué puedo hacer para poder recuperar aquella esencia que antes tenía?
Aún siento aquel dolor en el pecho que en un momento fue gran aliado mío, pero este dolor (nuevo) no puedo reconocerlo, estoy tan desubicado que ya no puedo ni siquiera registrar viejas marcas que aún tienen nombre. El ser humano es una raza que jamás podrá entenderse, por más ciencia que haya, nada podrá explicar algunas de las tantas cosas que podemos llegar a hacer sin algún motivo, estupideces.
Así estoy hoy, decidí agarrar a un viejo amigo que todavía nunca me falló, aquel que suena día y noche y sigue transmitiendo el mismo sentimiento. Eso todavía no cambió, sigo siendo en una mínima parte, el mismo de antes. Mientras aquel disco me siga manteniendo vivo, es buena señal.
Sr. Khané.
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